(Pitangus sulphuratus)
El tan popular “bicho feo” es el arquetipo de las aves de los patios; imposible concebir una vivienda donde este atrevido huésped no se encuentre. Es difícil ignorar su presencia: el amarillo de su pecho, el blanco y negro de su cara, y esa voz tan particular que también lo nombra, son una receta ideal para delatarlo. Comerá casi de todo lo que encuentre; insectos, migas, animalitos que floten en la pileta, y aún los pellets que el perro o el gato de la casa hayan dejado. Con frecuencia elegirá un árbol y construirá su desprolijo nido mezclando ramitas blandas con hilos, trozos de trapo y nylon, plumas y otros materiales. También a veces cría pichones de “tordo renegrido” en desmedro de su propia descendencia.