(Colaptes melanochloros)
Un poco menos terrícola es, junto a su semejante, el “carpintero campestre” (C. campestris), uno de los dos carpinteros más frecuentes entre los visitantes de patios, plazas y baldíos. Confiado, llega para explorar troncos y ramas de árboles ya añosos que alberguen larvas de insectos. Picotea martillando y removiendo fragmentos de madera hasta que da con sus presas. Va agrandando día tras día, en sucesivas jornadas de trabajo, las hoquedades que se van formando; alguna de ellas, convenientemente profundizada, se convertirá también en el abrigo donde empollará y sacará su prole.