(Patagioenas maculosa)
Una de las palomas autóctonas, la segunda en tamaño después de la “picazuro”, inconfundible por las manchas blancas en las alas que le dan nombre. Siempre presente; en el suelo del patio picoteando por alimento, posada en cercos o ramas, o compartiendo con sus congéneres la copa de los árboles a la hora de pasar la noche. La impronta de sus deyecciones no resulta un recuerdo agradable en techos y capots de autos estacionados debajo de sus perchas. Ya a fines del invierno estará con aprontes nupciales, y en primavera su nido de pobre elaboración, albergará un huevo blanco que más tarde se convertirá en demandante cría.